Los niños y niñas que residen en los municipios afectados por la DANA en la comarca manifiestan, un año después, problemas de sueño y de concentración, además de haber bajado el rendimiento escolar. Así se ha puesto de manifiesto en el estudio “Impacte de la DANA d’octubre de 2024 en la infància i adolescència dels municipis de l’Horta Sud: vies per a una reconstrucció des d’un enfocament de drets”, promovido por Save de Children, y elaborado por la Universitat de València con la participación de la Mancomunitat de l’Horta Sud.
El diagnóstico ha sido presentado este martes, 18 de noviembre, en la sede de la institución comarcal por la proximidad con el Día Mundial de la Infancia, que se celebra este jueves 20 de noviembre. Un centenar de representantes de los ayuntamientos, la comunidad educativa comarcal y las entidades sociales que trabajan en el territorio ha asistido a la presentación y ha formulado propuestas.
En el acto han intervenido el presidente de la Mancomunitat, José F. Cabanes; el director territorial de Save the Children, Rodrigo Hernández, y la profesora que ha coordinado el trabajo, María Jesús Perales, así como por el equipo integrado por Piedad Sahuquillo Mateo, Margarita Bakieva Karimova y Joan María Senent Sánchez, por parte de la UV, y por Lian Martínez, de la ong.
El presidente de la Mancomunitat, José F. Cabanes, ha recordado que la institución ha promovido numerosas alianzas para analizar las consecuencias de la DANA “de la mano de la ciencia y los sectores profesionales”, pero “existía una especial preocupación en el impacto a la infancia y la adolescencia”. De ahí que haya agradecido la implicación de Save the Children en los pueblos y en el diagnóstico actual, y a la Universitat de València, a la que ha definido como “la gran aliada de l’Horta Sud en esta catástrofe”.
Por su parte, el director territorial de Save the Children, Rodrigo Hernández, ha defendido que dado que “el problema no se ha acabado cuando el barro se sacó de las calles sino que la afección psicológica continuará y también la económica en las familias”, Save the Children apostó por hacer “un estudio científico para tener una visión clara de lo que ha pasado que nos permita incidir con acciones en el futuro”.
En este sentido, la profesora María Jesús Perales ha considerado “un privilegio” la oportunidad de realizarlo y trabajar “con la red de la Mancomunitat”, aunque también ha advertido que “no tiene sentido que se quede ahora en el cajón” sino que es necesaria “la participación de toda esa red para volver a empezar”. La experta ha indicado que el estudio parte de tres niveles de afección en los 20 municipios de l‘Horta Sud (extrema, media y baja) y ha tenido en cuenta la perspectiva de género en todo su desarrollo.
Afección socioemocional
El equipo técnico ha explicado el procedimiento para elaborar el estudio (una encuesta a través de los 20 ayuntamientos, grupos de trabajo, entrevistas y otras acciones) y ha esbozado algunas de las conclusiones en materia de las familias, la educación y la salud. Una de ellas es que “una vez más, no se ha puesto a la infancia en el centro de todo o, al menos, en el centro de las voluntades de los que más poder de maniobra tienen” pero la crisis “es una oportunidad transformadora” para cambiar algunos aspectos y reforzar la protección a los derechos de la infancia, entre ellos el de tener entornos seguros.
Respecto a conclusiones específicas, el diagnóstico refleja que el 70% de las familias considera que su hogar ya no es seguro después de la catástrofe y un 25% sigue necesitando apoyo institucional y social para salir adelante. También señalan que ha existido una red de apoyo en la comunidad, que ha de mantenerse.
Asimismo, un 71% de los niños y niñas han tenido afección en el rendimiento escolar tras la DANA por las dificultades para estudiar, la falta de espacios seguros que utilizaban privados y públicos (entre ellos las propias escuelas) o las propias relaciones con sus amigos y amigas. Y un 50% del alumnado necesita actualmente apoyo psicosocial mientras que un 38% del profesorado también lo requiere.
Sobre la salud, el estudio revela problemas para conciliar el sueño de la infancia y la adolescencia, “en una edad en la que es necesario el descanso para su desarrollo”, un asunto “al que hay que dar una respuesta urgente”. También se detectan problemas de concentración en la escuela y aumento de irritabilidad. En este sentido, se ha hecho hincapié en la importancia de recuperar la actividad deportiva, que va más allá de lo físico sino que tiene un imprescindible componente relacional.
Decálogo para la infancia
Finalmente, el equipo ha propuesto un decálogo como hoja de ruta para una reconstrucción más justa, que incluye propuestas como formarla a la infancia y adolescencia para actuar de manera segura ante situaciones de emergencia, reconstruir priorizando los entornos de la infancia comenzando por las escuelas, cuidar la salud mental con equipos especializados, recuperar el juego para sanar y crecer o activar espacios de participación infantil.
